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La bandera china ondea frente al consulado el 4 de junio de 2009 en Nueva York. FOTO DE AFP/Stan Honda (El crédito de la foto debe leer STAN HONDA/AFP a través de Getty Images)

La bandera china ondea frente al consulado el 4 de junio de 2009 en Nueva York. FOTO DE AFP/Stan Honda (El crédito de la foto debe leer STAN HONDA/AFP a través de Getty Images)

Estados Unidos y su batalla contra el amplio espionaje de China

Estados Unidos considera que la extensa red de espionaje del régimen chino es un ataque integral y gubernamental a la seguridad económica y nacional

23 de diciembre de 2025, 8:18 p. m.
| Actualizado el23 de diciembre de 2025, 8:18 p. m.

Opinión

No es una teoría conspirativa decir que China tiene uno de los sistemas de recopilación de información más completos del mundo y que lleva décadas apuntando a Occidente, especialmente a Estados Unidos.

El Partido Comunista Chino (PCCh) emplea una amplia gama de tácticas, que incluyen el robo de datos a través de ciberataques patrocinados por el Estado, la coacción a académicos y el compromiso de las élites estadounidenses, el robo de propiedad intelectual, el compromiso de la infraestructura estadounidense y la corrupción de funcionarios gubernamentales.

El realismo geopolítico de "Primero America"

La Administración Trump ha respondido a las amenazas multifacéticas de Beijing no solo con advertencias retóricas, sino también con una serie de medidas políticas e iniciativas legales de gran alcance destinadas a hacer frente a la influencia maligna del PCCh en los ámbitos tecnológico, académico y financiero.

Contrariamente al enfoque que siguieron las administraciones anteriores —tratar a China como un socio o incluso como un competidor—, la estrategia de la administración Trump se basa en el realismo geopolítico de "Primero America", tal y como se establece en su Estrategia de Seguridad Nacional (NSS) para 2025. En ese informe, la administración da prioridad a la prosperidad y la seguridad de Estados Unidos mediante la disuasión y la competencia estratégica, en lugar de confiar en la diplomacia y en cambios marginales en los límites de una relación muy unilateral.

En consecuencia, se ordenó a todo el aparato federal, liderado por los Departamentos de Justicia, Estado y Comercio, que pase de una actitud de compromiso y acomodación a una de confrontación contra las agresivas y arraigadas operaciones de inteligencia del PCCh.

El giro de los chips de IA y la reorientación de los controles de exportación de tecnología

La administración Trump ha centrado sus esfuerzos en medidas decisivas en áreas específicas de interés, con enfoques que pueden parecer contrarios a la intuición en un primer momento.

Por ejemplo, la medida tecnológica más significativa de este año supone un cambio importante en la forma en que Estados Unidos restringe la exportación de tecnología avanzada de inteligencia artificial (IA). La administración revirtió la política anterior que prohibía la venta de chips de IA altamente avanzados a China. El presidente Donald Trump anunció recientemente que se permitiría a Nvidia vender uno de sus mejores chips, los procesadores H200, a clientes comerciales autorizados en China.

Sin embargo, este permiso viene acompañado de una condición única: el gobierno de Estados Unidos cobra una tasa del 25 por ciento sobre estas exportaciones de chips avanzados. Esta medida tiene por objeto equilibrar las preocupaciones en materia de seguridad nacional manteniendo un cierto grado de control, al tiempo que se promueve el objetivo económico de garantizar que las empresas estadounidenses mantengan su cuota de mercado y que los estándares tecnológicos estadounidenses, y no los chinos, se conviertan en la norma mundial.

Al mismo tiempo, el Departamento de Justicia inició una importante campaña contra una red de contrabando vinculada a China que introdujo ilegalmente en China chips avanzados de IA anteriormente restringidos (como el H100 y el H200), lo que demuestra su esfuerzo por perseguir a quienes violan los controles de exportación.

Protección del capital y la tecnología estadounidenses: control de las inversiones en el extranjero

Detener el flujo de capital intelectual es otra de las prioridades de la Administración Trump. Está intentando evitar que el capital y los conocimientos técnicos estadounidenses fluyan hacia los sectores militar y de inteligencia chinos utilizando al Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS) para controlar y restringir rigurosamente las inversiones chinas en sectores estadounidenses estratégicamente sensibles, como la tecnología, las infraestructuras críticas y las materias primas.

Además, la administración se comprometió a establecer nuevas normas para frenar la explotación del capital y los conocimientos estadounidenses, incluidas restricciones a las inversiones estadounidenses en China en tecnologías críticas como los semiconductores, la inteligencia artificial y la computación cuántica, con el fin de evitar que los fondos estadounidenses apoyen el avance militar de China.

Exponer la captura de la élite del PCCh y las trampas de influencia política

La Administración Trump es consciente de la amenaza que suponen los esfuerzos del PCCh por cultivar y coaccionar a la élite de la sociedad estadounidense, que incluye a líderes políticos y empresariales, para garantizar que tomen decisiones y emitan votos que favorezcan los intereses de Beijing por encima de los de Washington.

Según un análisis, el PCCh aprovecha y controla a las élites extranjeras de tres maneras básicas: el dinero, las relaciones personales —incluidas las relaciones sentimentales selectivas— y el uso del extenso sistema de trasplantes de órganos de China. Entre las élites estadounidenses seleccionadas se encuentran personas de alto rango o influyentes, como antiguos secretarios del Tesoro de Estados Unidos, rectores de universidades e incluso antiguos directores de la CIA. El objetivo es controlar o influir en las decisiones políticas y las opiniones de las élites estadounidenses que se encuentran en los centros de poder o cerca de ellos.

Altos funcionarios de la administración, entre ellos el secretario de Estado Marco Rubio, han pronunciado una serie de discursos públicos para informar al pueblo estadounidense, a la comunidad empresarial y a los aliados sobre la naturaleza omnipresente de la amenaza del PCCh. Pero el interés de Beijing por las élites va mucho más allá de las costas estadounidenses.

Un reciente informe de la OTAN identificó que las campañas de China dirigidas a los miembros de la alianza "se están extendiendo más y más rápido que nunca".

El Departamento de Justicia de Estados Unidos también se está centrando en hacer cumplir las leyes existentes sobre influencia extranjera, como la Ley de Registro de Agentes Extranjeros (FARA), para combatir los esfuerzos encubiertos de agentes no registrados para influir en la política y el discurso público estadounidenses y promover la agenda política del PCCh. Esto pone de relieve los riesgos de espionaje inherentes a las campañas de influencia política.

Por qué hay que elevar el nivel de amenaza

La necesidad de elevar el nivel de amenaza se deriva directamente de la decisión estratégica del PCCh de aprovechar todas las herramientas del poder estatal —militar, económico y político— para socavar a Estados Unidos. La administración Trump llegó a la conclusión de que décadas de compromiso no lograron moderar la trayectoria autoritaria de Beijing.

Es más, las actividades hostiles del PCCh contra Estados Unidos se están acelerando. El pirateo informático chino ya no se limita al espionaje; se descubrió que se posicionó previamente en infraestructuras críticas de Estados Unidos (telecomunicaciones, redes eléctricas) para permitir ciberataques disruptivos o destructivos en una futura crisis.

El régimen chino es, sin duda, el competidor geopolítico más formidable y decidido, que desafía el poder, la influencia y los intereses estadounidenses a nivel mundial. Por último, ya en 2018, la primera Administración Trump describió el implacable robo de grandes cantidades de propiedad intelectual por parte de China como "una de las mayores transferencias de riqueza de la historia". Ese hecho no cambió y está perjudicando directamente a la economía y la competitividad estadounidenses.

Todos estos factores suponen una amenaza inminente para el bienestar y la seguridad de Estados Unidos, lo que explica las políticas de confrontación que está aplicando actualmente. En resumen, la administración Trump reconoce que las actividades de inteligencia generalizadas y altamente eficaces del PCCh suponen una amenaza existencial para Estados Unidos y todo el mundo libre.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente las de The Epoch Times.


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