La Casa Blanca publicó el 5 de diciembre la estrategia de seguridad nacional del presidente Donald Trump, en la que se destaca su papel en el cambio de las relaciones de Estados Unidos con China y se anticipa su estrategia para recuperar el dominio en la región indopacífica y en otros lugares mediante incentivos financieros.
"El presidente Trump revirtió por sí solo más de tres décadas de suposiciones erróneas de Estados Unidos sobre China", se lee en el informe.
En lugar de facilitar la apertura y la democracia en China, las décadas de inversión solo fortalecieron el régimen autoritario, según el informe.
"China se enriqueció, adquirió poder, y utilizó su riqueza y su poder para obtener una ventaja considerable. Las élites estadounidenses, a lo largo de cuatro administraciones sucesivas de ambos partidos políticos, fueron cómplices voluntarios de la estrategia de China o se negaron a reconocerla", afirma el informe.
La estrategia del presidente para revertir esta situación se basa en el dominio estadounidense en tecnologías clave y equipos de defensa, un mercado de capitales fuerte y la coordinación con aliados con valores similares.
Competencia por la influencia
Según el documento, el comercio entre Estados Unidos y China ha estado desequilibrado desde el principio, y ahora el régimen chino "recicló quizás USD 1.3 billones de sus superávits comerciales" para prestarlos a otros países. Esta es una característica de la iniciativa insignia del régimen, la Franja y la Ruta, en la que los préstamos se utilizan para contratar a empresas chinas para construir infraestructura energética, de transporte y estratégica."Las empresas chinas dirigidas y respaldadas por el Estado destacan en la construcción de infraestructuras físicas y digitales", afirma el informe. Mientras tanto, "Estados Unidos y sus aliados aún no han formulado, y mucho menos ejecutado, un plan conjunto para el llamado 'Sur Global'", señala.
Sin embargo, Estados Unidos, Europa, Japón, Corea del Sur y otros socios poseen conjuntamente USD 7 billones en activos extranjeros, y las instituciones financieras internacionales poseen USD 1.5 billones, lo que supera con creces al régimen chino, según el informe.
Una serie de factores convierten a Estados Unidos en "el socio global de primera elección", entre los que se incluyen la cooperación en materia de alta tecnología, la venta de armas y el acceso a los mercados de capitales, tal y como se describe en la estrategia, que hace referencia al viaje de Trump a Oriente Medio en mayo. Durante ese viaje se firmaron acuerdos que dieron lugar a inversiones de miles de millones de dólares por ambas partes, centradas en el acceso a las tecnologías estadounidenses de inteligencia artificial (IA).
La estrategia de Trump consiste en que Estados Unidos coopere con sus aliados de Europa, Asia y África para formar una coalición que aproveche sus ventajas financieras y tecnológicas, abordando los debates liderados por el sector privado y la desregulación de estos sectores clave.
El documento señala que los países de bajos ingresos se convirtieron en "campos de batalla económicos", ya que China trasladó sus fábricas a estos países intermedios para adaptarse a las políticas arancelarias de Estados Unidos, lo que creó desequilibrios y dependencias.
En lugar de depender del exceso de capacidad de China, la alineación estratégica con Estados Unidos puede ofrecer inversiones a largo plazo, según el documento, lo que permitiría el crecimiento de los países de bajos ingresos y preservaría la fortaleza del dólar.
"Con los mercados de capitales más profundos y eficientes del mundo, Estados Unidos puede ayudar a los países de bajos ingresos a desarrollar sus propios mercados de capitales y vincular sus monedas más estrechamente al dólar, garantizando el futuro del dólar como moneda de reserva mundial", se lee en el informe.
La estrategia para reequilibrar el comercio con China se centrará en sectores no sensibles para buscar una "relación económica genuinamente mutuamente ventajosa".
Disuasión
La estrategia hace hincapié en la necesidad económica de que los aliados de la región indopacífica se unan a Estados Unidos para establecer una disuasión.El documento señala que la región indopacífica es la fuente de casi la mitad del PIB mundial basado en la paridad del poder adquisitivo, y se espera que siga creciendo. Por el mar de la China Meridional pasa un tercio del tráfico marítimo mundial anual. Y Taiwán sigue siendo una de las principales fuentes de los semiconductores más avanzados del mundo.
La interrupción de estas rutas marítimas, o el control que proporciona influencia, como la imposición de tasas en estos puntos de estrangulamiento, perjudicaría a la economía estadounidense y a la economía mundial.
"Crearemos un ejército capaz de repeler cualquier agresión en cualquier punto de la primera cadena de islas", reza la estrategia.
Esto se llevará a cabo en cooperación con los aliados, de los que se espera que aumenten el gasto en defensa, señala.
La estrategia se centra principalmente en restablecer el dominio económico estadounidense mediante el equilibrio comercial, y señala que una economía más fuerte puede apoyar mejor a un ejército más fuerte, lo que mantendrá la disuasión que permite una acción económica más disciplinada.
"Este enfoque combinado puede convertirse en un círculo virtuoso", afirma la estrategia.
















