Estados Unidos y las Naciones Unidas finalizaron un acuerdo que incluye 2000 millones de dólares para ayuda humanitaria y lo que el Departamento de Estado describió como una reforma radical para ahorrar dinero de los contribuyentes estadounidenses y, al mismo tiempo, evitar proyectos ideológicos.
El acuerdo finalizado respalda el plan de la ONU para 2026 de llegar a casi 90 millones de personas y centrarse en 17 países afectados por crisis.
Se firmó en Ginebra, Suiza, el 29 de diciembre, en medio de las críticas de la administración a lo que calificó de programas de ayuda exterior derrochadores y al desmantelamiento de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
"El acuerdo exige que la ONU consolide las funciones humanitarias con el fin de reducir la burocracia, la duplicación innecesaria y la proliferación ideológica", declaró el Departamento de Estado en un comunicado de prensa.
"Cada agencia de la ONU tendrá que adaptarse, reducirse o desaparecer".
Según el departamento, las contribuciones anuales de Estados Unidos han aumentado en los últimos años, alcanzando entre 8000 y 10,000 millones de dólares anuales en contribuciones voluntarias para asistencia humanitaria.
El nuevo acuerdo canaliza la financiación estadounidense a vehículos de financiación consolidados y flexibles administrados por la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, según el departamento.
"Los vehículos de financiación flexibles permitirán al Departamento de Estado administrar la financiación humanitaria de forma más eficiente, reduciendo considerablemente la carga administrativa del Departamento y permitiendo a los diplomáticos dedicar menos tiempo a la gestión burocrática de subvenciones y más a la supervisión de políticas, la rendición de cuentas y el análisis de impacto", declaró.
En un comunicado de prensa, las Naciones Unidas describieron el acuerdo como parte de un "Reinicio Humanitario" anunciado por el Coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, Tom Fletcher, a principios de este año.
Durante un discurso pronunciado en febrero, Fletcher advirtió que la comunidad humanitaria se enfrentaba a una "enorme crisis de financiación, moral y legitimidad".
Citando los recortes de financiación, posteriormente pidió una serie de reformas, al tiempo que enfatizó la necesidad de una "cooperación mucho más eficiente y ágil".
La mayoría de los países afectados por el reciente acuerdo se encuentran en África.
Entre ellos se encontraba Nigeria, donde el ejército estadounidense atacó recientemente al grupo terrorista ISIS debido a la preocupación por la persecución generalizada de los cristianos en el país.
Antes de ese ataque, la administración Trump también atacó a ISIS en Siria, uno de los otros 17 países afectados por la crisis y afectados por el acuerdo.
Otros países fueron Guatemala, Honduras, El Salvador, Haití y Bangladesh.
Ucrania también fue mencionada, ya que su gobierno presionó a la administración Trump para que implementara un plan a largo plazo para sofocar las hostilidades con Rusia.
Según la ONU, el acuerdo del 29 de diciembre afecta al Fondo Central de Respuesta a Emergencias de la ONU, que se centra en brindar asistencia humanitaria rápida a personas en crisis.
La ONU declaró el 29 de diciembre que Fletcher "enfatizó que los donantes esperan resultados, y afirmó que los mecanismos de rendición de cuentas garantizarían que cada dólar gastado se registre para confirmar que está salvando vidas".
El secretario de Estado, Marco Rubio, describió la financiación como "vital para salvar vidas" en un comunicado, al tiempo que prometía un nuevo modelo que exigiría a las Naciones Unidas reducir el despilfarro.
"Hoy, el Departamento de Estado y las Naciones Unidas firmaron un acuerdo que hace una reforma radical en la manera en que Estados Unidos programa, financia y supervisa la labor humanitaria administrada por la ONU, garantizando que se salven más vidas con menos dinero del contribuyente estadounidense", declaró.
"Este nuevo modelo compartirá mejor la carga del trabajo humanitario de la ONU con otros países desarrollados y requerirá que la ONU reduzca la sobrecarga, elimine la duplicación y se comprometa con nuevos y poderosos mecanismos de impacto, rendición de cuentas y supervisión".
















