La familia de Eve Chan (nombre real reservado) aún enfrenta acoso por parte de las autoridades en Beijing, cuatro años después de que su situación saliera a la luz.
El caso de Chan fue reportado por primera vez por The Epoch Times en 2021, cuando reveló el alcance de la vigilancia que sufrió y la presión ejercida sobre su familia por practicar la disciplina de meditación Falun Gong
"Aunque Australia es un país lleno de bondad y libertad, y me nacionalicé en este, todavía siento que vivo bajo la sombra de la vigilancia del Partido comunista chino", declaró durante su testimonio ante un panel de expertos en Canberra a finales de octubre.
"Mi hijo y mi nuera, junto con sus dos hijos pequeños, fueron desalojados a la fuerza de su hogar", declaró durante la sesión centrada en "la injerencia extranjera y la represión transnacional".
El régimen del PCCh también congeló la cuenta bancaria de su hijo y presionó a su lugar de trabajo para que cancelara su ascenso y aumento salarial.
La razón esgrimida fue: "Su madre no aprobó la revisión política".
Además de ser coaccionado económicamente, incluso estuvo detenido durante cinco días acusado de "solicitar prostitución".
Con la ayuda de un abogado, su hijo finalmente fue liberado tras pagar una multa de 8000 yuanes y la prima del seguro.
Además de sus familiares, dos abogados también fueron amenazados.
"La mayoría de los abogados dudan en aceptar casos de Falun Gong porque se enfrentan a una enorme resistencia e incluso ponen en riesgo sus vidas", dijo Chan.
Según Chan, el primer abogado fue advertido por el Colegio de Abogados local en China, que amenazó con revocarle la licencia si continuaba representándola. No tuvo más remedio que dimitir.
El segundo abogado no se atrevió a regresar a casa durante el juicio y estuvo detenido durante 37 días.
Chan tenía casi 70 años cuando escapó de China a Australia en 2013 por practicar Falun Gong, una meditación tradicional que sigue los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.
Falun Gong se difundió en la década de 1990 y pronto fue practicado por 100 millones de chinos.
En 1999, el entonces líder del PCCh, Jiang Zemin, lanzó una persecución contra el grupo, instando al aparato del PCCh a "difamar su reputación, destruirlos económicamente y eliminarlos físicamente".
La persecución continúa hoy en día.
Eve Chan (alias) doblando flores de loto de origami. (Daniel Y. Teng/The Epoch Times).El último testimonio de Chan se produce en medio de una ofensiva internacional contra la "represión transnacional", una forma más agresiva de injerencia extranjera.
"[La represión transnacional o TNR] socava la seguridad nacional, la soberanía estatal, la seguridad y los derechos humanos de las víctimas, así como los principios del derecho internacional. Tiene un efecto disuasorio en nuestros países", indica una declaración conjunta de los líderes de los países del G7 el 17 de junio.
Nueva Zelanda, vecina de Australia, ha señalado directamente a Pekín como el régimen extranjero "más activo" en su intento de manipular al gobierno y a la sociedad en su informe de evaluación de amenazas a la seguridad de 2025.
"Un funcionario del gobierno neozelandés buscaba una oportunidad para compartir importantes consejos de seguridad con una comunidad, pero un líder comunitario que había realizado actividades en apoyo de los objetivos de un estado extranjero lo desalentó", se lee en un estudio de caso del informe.
12 años sin contacto directo
Chan también reveló el costo financiero de la persecución en China, a pesar de vivir ahora en Australia."Además de pagar honorarios legales exorbitantes, subsidiar el alquiler de mi hijo y algunos gastos de manutención, también tuve que cubrir varios costos de investigación maliciosa", declaró en la mesa redonda.
"Gasté todo el dinero de mi trabajo a tiempo completo y me vi obligada a pedir prestado a todos mis amigos, familiares y antiguos colegas, lo que me dejó profundamente endeudada y en la indigencia".
Desde que su relación con su hijo se volvió motivo de investigación, ambos familiares han evitado el contacto directo; llevan 12 años sin verse ni hablar por video.
"Mi hijo cree en que su madre no hizo nada malo, y mis abogados entienden que practicar Falun Gong no está mal. Su conciencia y rectitud me conmueven profundamente y me brindan un apoyo inmenso", afirmó.
Su valentía impulsó a Chan a hablar públicamente una vez más. "También hago un llamado a todos aquellos que defienden la justicia para que ofrezcan una mano y se unan a nosotros con el [firme propósito] de poner fin a esta brutal persecución que ha durado 26 años", dijo.
