El 10 de diciembre, los legisladores mexicanos dieron luz verde a aranceles de hasta el 50% sobre las importaciones procedentes de China y otros países asiáticos sin acuerdo comercial con México, dando un paso significativo para proteger las industrias y los empleos nacionales.
La propuesta de reforma de la Ley General de Aranceles de Importación y Exportación fue aprobada en el Senado por 76 votos a favor, 5 en contra y 35 abstenciones, tras su aprobación previa en la Cámara Baja, donde recibió 281 votos a favor, 24 en contra y 149 abstenciones.
En virtud de las nuevas medidas, se impondrán o aumentarán los aranceles —en su mayoría hasta un 35%, pero hasta un 50%— a más de 1400 productos de una amplia gama de sectores, entre los que se incluyen los textiles, el acero, el hierro, las piezas de automóvil y los plásticos.
Los nuevos aranceles entrarán en vigor el próximo año y se aplicarán a los países que no tienen un acuerdo de libre comercio con México, como China, Corea del Sur, India, Vietnam y Tailandia.
La medida forma parte del Plan México, una estrategia nacional más amplia presentada en enero por el gobierno de Sheinbaum, diseñada para acelerar el desarrollo industrial del país y mejorar la competitividad global. La iniciativa también tiene como objetivo reducir la dependencia de las importaciones baratas de terceros países, especialmente de China.
Durante la última década, el comercio entre México y China ha aumentado de forma espectacular, pero el crecimiento es en gran medida unilateral, ya que China envía muchos más productos a México de los que importa. Los datos oficiales de México muestran que, en 2024, el déficit comercial con China se disparó hasta alcanzar aproximadamente los 120,000 millones de dólares.
La decisión de México ha provocado protestas por parte de Beijing. El 11 de diciembre, el Ministerio de Comercio de China instó a México a abandonar la medida.
Aunque el proyecto de ley aprobado es más suave que la propuesta anterior, ya que se reducen los aranceles sobre líneas de productos como textiles, prendas de vestir, acero, piezas de automóvil y calzado, seguiría “socavando sustancialmente” los intereses de China y otros socios comerciales, según declaró un portavoz del Ministerio de Comercio del régimen en un comunicado en internet.
Beijing supervisará de cerca la aplicación de los aranceles por parte de México y evaluará su impacto, añadió el portavoz.
El régimen chino ya había insinuado posibles represalias si México seguía adelante con su plan de aumento de aranceles. En septiembre, después de que la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum presentara la propuesta inicial al Congreso, el Ministerio de Comercio de Beijing inició una investigación sobre las barreras comerciales y de inversión de México.
La medida de México también se produjo antes de la revisión del Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá el próximo año. Funcionarios y representantes de la industria en Washington han acusado a China de aprovecharse de los acuerdos de libre comercio de México. Los funcionarios canadienses también han expresado su preocupación por el hecho de que México haya sido utilizado como puerta trasera para que los productos chinos entren en la zona de libre comercio.
A lo largo de los años, muchas empresas chinas han trasladado sus líneas de montaje a México, especialmente después de que el presidente estadounidense Donald Trump impusiera aumentos iniciales de aranceles a China durante su primer mandato por las prácticas comerciales desleales del régimen. La reubicación permitió que los productos chinos se etiquetaran como "Hecho en México", eludiendo así los gravámenes que Estados Unidos impuso a China.
Emmanuel Reyes, presidente de la Comisión de Economía del Senado mexicano, aplaudió la aprobación del proyecto de ley y dijo que los aranceles adicionales podrían ayudar a proteger los puestos de trabajo en sectores clave y apoyar el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas.
"México debe competir en mejores condiciones y fortalecer su mercado interno", dijo Reyes en X.
