Cerca de 7000 vuelos en todo Estados Unidos sufrieron retrasos el 27 de octubre, principalmente debido a la escasez de controladores aéreos, ya que el cierre del gobierno federal entró en su cuarta semana.
La Administración Federal de Aviación (FAA) dijo que se pusieron en marcha programas de retrasos en tierra en los principales aeropuertos, como el de Newark en Nueva Jersey, el de Austin en Texas y el Aeropuerto Internacional de Dallas-Fort Worth.
Los vuelos en el sureste también sufrieron retrasos debido a la importante escasez de personal en el Control de Aproximación Radar de la Terminal de Atlanta, que supervisa gran parte del tráfico aéreo de la región, según la FAA.
La agencia citó las ausencias de los controladores aéreos como el principal factor detrás de los retrasos. Un día antes, el 26 de octubre, más de 8800 vuelos sufrieron retrasos en todo el país.
Los retrasos en los vuelos se extendieron por los aeropuertos de Estados Unidos, incluido el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (LAX), que el 26 de octubre emitió una orden de suspensión de vuelos que duró casi dos horas para los vuelos con origen o destino en la zona de la bahía.
En Nueva Jersey, el Aeropuerto Internacional Newark Liberty sufrió un retraso de más de dos horas debido a problemas de personal.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, dijo el 26 de octubre que unos 13,000 controladores aéreos no cobrarán su salario a partir del 28 de octubre debido al cierre del gobierno.
"El martes, 13,000 controladores aéreos recibirán un sueldo de 0 dólares porque los demócratas están manteniendo al gobierno como rehén", declaró Duffy en X. "El hecho de que tengan que pensar en cómo poner comida en la mesa es INACEPTABLE".
El cierre del gobierno entró en su vigésimo séptimo día el 27 de octubre, ya que fracasaron los esfuerzos para resolver el impasse. El 22 de octubre, el Senado volvió a rechazar una medida de financiación provisional respaldada por los republicanos, que no consiguió los 60 votos necesarios para su aprobación. Era la duodécima vez que el Senado rechazaba el plan.
Los legisladores de ambos partidos se han echado mutuamente la culpa del cierre del gobierno. Los republicanos culparon a los demócratas del agotamiento de los fondos federales, acusándolos de obstaculizar los esfuerzos para aprobar una resolución "limpia" sin añadidos políticos.
Los demócratas afirmaron que los republicanos provocaron el cierre al negarse a negociar sus propuestas de financiación de la sanidad, que incluyen los subsidios fiscales de la Ley de Asistencia Asequible, que expiran el 31 de diciembre.
Everett Kelley, presidente de la Federación Estadounidense de Empleados del gobierno (AFGE), que representa a más de 800,000 trabajadores federales, sugirió que el Congreso debería reabrir el gobierno mediante "una resolución limpia que permita continuar el debate sobre cuestiones más importantes".
"Ambos partidos políticos expresaron su opinión, y aún no se vislumbra un final claro", declaró Kelley el 27 de octubre. "Hoy expreso la mía: es hora de aprobar una resolución limpia y continuar, y poner fin a este cierre hoy mismo. Sin medias tintas ni juegos de poder. Que todos los trabajadores federales vuelvan a sus puestos de trabajo con el pago íntegro de sus salarios atrasados, hoy mismo".
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