El presidente Donald Trump recibirá a los líderes de Ruanda y la República Democrática del Congo (RDC) el 4 de diciembre para firmar un acuerdo de paz alcanzado a principios de este año, según informó la Casa Blanca.
Denominado “Acuerdos de Washington”, fue firmado por los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países en junio. También se espera que la reunión se base en el marco económico esbozado en agosto y noviembre para la integración económica regional.
Ambos países acordaron respetar sus fronteras, comprometerse a no apoyar a ningún grupo armado y centrarse en el crecimiento del comercio y las oportunidades de inversión en la región. También cooperarán para establecer un aparato de seguridad conjunto con el fin de neutralizar los futuros esfuerzos de las milicias beligerantes.
El conflicto entre la República Democrática del Congo y Ruanda en el este del Congo se produjo tras el genocidio ruandés de 1994, cuando millones de militantes y refugiados hutus, incluidos los responsables de los actos de genocidio en Ruanda, huyeron al este del Congo, desde donde lanzaron ataques contra Ruanda.
El conflicto en la región se prolongó durante 30 años, con millones de vidas perdidas en África central y otros millones de personas desplazadas.
“Al menos 6 millones de personas murieron durante ese periodo”, dijo Trump. “Es increíble. Y alguien dijo que, en realidad, fue la mayor guerra del planeta desde la Segunda Guerra Mundial. Así que es... una pena, pero vamos a ponerle fin”.
La ministra de Relaciones Exteriores congoleña, Therese Kayikwamba Wagner, dijo en ese momento: "Este momento ha tardado mucho en llegar. No borrará el dolor, pero puede comenzar a restaurar lo que el conflicto ha robado a muchas mujeres, hombres y niños: seguridad, dignidad y una sensación de futuro".
El ministro de Relaciones Exteriores de Ruanda, Olivier Nduhungirehe, dijo que el acuerdo era un "hito notable".
Repatriados congoleños de Kimoka interpretan danzas tradicionales antes de la visita del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, a un campamento en Sake, al este de la República Democrática del Congo, el 29 de agosto de 2025. (Jospin Mwisha/AFP a través de Getty Images)La administración Trump se involucró después de que el grupo rebelde M23, respaldado por Ruanda, protagonizara un rápido avance en el este del Congo en enero, tomando dos de las mayores ciudades de la región y suscitando el temor a una guerra más amplia.
En febrero, el Departamento de Estado sancionó al ministro de Estado para la Integración Regional de Ruanda, James Kabarebe, y al portavoz del M23, Lawrence Kanyuka Kingston, junto con sus empresas Kingston Fresh y Kingston Holding, por su presunta contribución a la violencia.
En abril se alcanzó una declaración inicial en la que se esbozaba una vía hacia la paz y el desarrollo económico integrado de la región de los Grandes Lagos, en el este del Congo, lo que puso fin al conflicto que se estaba gestando.
El 19 de julio, Qatar facilitó la firma de una declaración entre el Gobierno de la República Democrática del Congo y el grupo rebelde M23, lo que consolidó el acuerdo mutuo para la paz regional entre los principales actores de la región. Otras facciones rebeldes también participaron en las rondas de negociaciones mediadas por Qatar.
Rubio dijo en abril que el acuerdo para una paz duradera abriría la puerta a “una mayor inversión estadounidense y occidental” que traería oportunidades económicas para la población de la región.
“Es, como ellos lo llaman, beneficioso para todos los involucrados: para Estados Unidos, para la República Democrática del Congo y para Ruanda”, dijo.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio (centro), la ministra de Relaciones Exteriores congoleña, Thérèse Kayikwamba Wagner (izquierda), y el ministro de Relaciones Exteriores ruandés, Olivier Nduhungirehe, participan en la ceremonia de firma de la Declaración de Principios en el Departamento de Estado en Washington el 25 de abril de 2025. (Kevin Dietsch/Getty Images)“Nuestras empresas son buenas ciudadanas corporativas, empresas estadounidenses, y aportarán una buena gobernanza y garantizarán cadenas de suministro responsables y fiables para productos como los minerales críticos, lo que beneficiará a los gobiernos regionales y también a nuestros socios y aliados”.
Wagner dijo en ese momento que la República Democrática del Congo se sentía “animada por las iniciativas respaldadas por Estados Unidos que promueven cadenas de valor minerales seguras y un crecimiento económico inclusivo”.
“Estos esfuerzos reafirman que la paz y la prosperidad son inseparables”, dijo. “Cada paso hacia la estabilidad es un paso hacia la dignidad, el empleo y la educación. Esta es la promesa de una inversión responsable y una asociación fundamental con la República Democrática del Congo, un país que no solo está saliendo de un conflicto, sino que también se encuentra en el centro de la búsqueda de soluciones a los retos globales”.
Tanto la República Democrática del Congo como Ruanda obtuvieron su independencia de Bélgica a principios de la década de 1960, pero se enfrentaron a una importante inestabilidad política y a conflictos tras la independencia.
Con información de Reuters
